¡Buenos días! ¡Ya estamos en junioooo! el veranito, las vacaciones, playa, piscina... ¡que ganas tenemos todos! Y como estamos a día 10, toca reto y viajar a un nuevo país para descubrir sus postres típicos.
Este mes si ha sido un verdadero reto y es que hemos viajado a Rusia, ni más ni menos. He encontrado muchísimas recetas, con nombres impronunciables, pero con una pinta... Y es que al ser un país tan grande, la variedad gastronómica es enorme.
Al final me decidí por uno sencillo, con ingredientes de los que solemos tener en casa y que ¡no necesita horno!, que con el calor que empezamos a tener se agradece.
Esta receta es típica del centro de Rusia y, según cuenta la tradición (o leyenda, no se sabe si fue cierto), fue creada por la esposa de un poeta llamado Johan Ludvig Runeberg cuando tuvo que preparar un postre para unos invitados inesperados.
El ingrediente principal fueron los trozos de las galletas que le quedaban en el saco donde las guardaban. Los machacó y los fue ligando con lo que tenía en casa (mermelada, requesón, licor...) e hizo una especie de bolas o "patatas" (como las llaman ellos) que al parecer, tuvieron mucho éxito.
La receta ha ido evolucionando y tiene muchas variantes, ya que permite jugar con los ingredientes según los gustos de cada uno. Yo os pongo la mía, a ver que os parece.
Ingredientes:
- 400 g. de galletas tipo Digestive
- 100 g. de mantequilla derretida
- 2 tazas de leche condensada
- 1 taza de avellanas picadas
- 30 ml de brandy o el licor que os guste (la cantidad también se puede variar, pero no os paséis)
- Cacao para rebozar
La preparación no puede ser más fácil.
Pulverizamos las galletas, mezclamos con la mantequilla derretida y con la leche condensada. Primero con una cuchara y después con las manos.
Vamos amasando bien hasta ligar la mezcla y que nos quede una pasta pero espesa. Si vemos que hace falta, podemos añadir un poco más de leche condensada.
Cuando está todo bien ligado, añadimos las avellanas y por último el brandy. Mezclamos bien y vamos formando las bolas. Podemos darles la forma que queramos. Por último las rebozamos en el cacao y las metemos en la nevera al menos 4 o 5 horas.
Al contrario de lo que pueda parecer a la vista de los ingredientes, no son nada empalagosas y puedes comerte 3 o 4 o... sin darte cuenta.
Espero que os guste y la probéis. ¡Yo repetiré seguro!
Voy a ver la aportación del resto de compañer@s porque este reto promete.
Besos.