Tenía muchas ganas de hacer esta tarta. Quería comprobar si estaba tan buena como prometía la autora de la receta (Bea Roque), y sí, está buenísima. Doy fe.
Hay muchas recetas de tartas de queso. Esta no es de las más sencillas y tiene algún ingrediente algo más difícil de encontrar, pero es de las mejores tartas de queso que he probado.
Tengo pendiente la New York cheesecake, una de chocolate y queso y alguna más del estilo, así que estoy pensando hacer un apartado de tartas de queso. Ya veremos.
Ingredientes: (para un molde de 25 cm)
Para la base
- 250 g de galletas tipo Digestive
- 100 g de mantequilla derretida
Para la tarta
- 150 g de azúcar
- 25 g de harina de maíz (Maicena)
- 700 g de queso Philadelphia (del normal, no pongáis light)
- 5 huevos XL
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 150 ml de nata líquida (la que se usa para montar)
- 150 ml de nata fresca (yo la compro en Carrefour, en Mercadona no tienen. En el envase también pone Crème fraîche)
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de ralladura de limón
Preparamos la base mezclando bien las galletas pulverizadas con la mantequilla derretida.
Engrasamos el molde y repartimos la mezcla por toda la superficie, intentando que quede del mismo grosor. Yo también pongo un poco por las paredes (un par de centímetros aproximadamente), pero eso va a gustos.
Metemos el molde en la nevera unos 30 minutos.
Precalentamos el horno a 160º.
Separamos las claras de las yemas de los 5 huevos.
Montamos las claras a punto de nieve junto con la sal y reservamos.
Mezclamos bien la harina de maíz con el azúcar de forma que no quede ningún grumo.
Batimos el queso junto con la mezcla de azúcar y harina de maíz a velocidad baja, hasta que obtengamos una mezcla sin grumos.
Añadimos la nata fresca y la nata líquida y seguimos batiendo.
Incorporamos las yemas una a una, después el extracto de vainilla y la ralladura de limón.
Añadimos suavemente las claras, mezclando con una espátula.
Sacamos el molde de la nevera y echamos la mezcla. Esta llegará hasta el borde pero no pasa nada porque apenas subirá dentro del horno. Tranquilos que no se sale.
Horneamos sobre la rejilla durante 70 u 80 minutos.
Después apagamos el horno y dejamos la tarta dentro durante 2 horas. Pasado este tiempo la sacamos y la dejamos a temperatura ambiente una hora más.
Por último la metemos en la nevera al menos 6 horas.
Se puede comer tal cual pero a mi me gusta más cubrirla con mermelada de frambuesas, frutos del bosque, arándanos... Y si es casera ¡mejor que mejor!